Una de las principales ventajas de llegar a la adultez, es poder decir adiós al acné. O eso creíamos, hasta que, de pronto, nuestro rostro comienza a llenarse de granos y espinillas, justo como en la adolescencia. Este problema puede llegar a alterar significativamente nuestra apariencia. El acné en la mujer adulta es más difícil de combatir y en este post nos gustaría explicarte por qué ocurre.
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¿A qué edad se presenta el acné en la mujer adulta?
El acné en la adultez comienza a aparecer a partir de los 24 años, manteniéndose en el tiempo, antes de alcanzar los 35 años. Con menor frecuencia, aparece en mujeres entre los 35 y 44 años. Este problema ha comenzado a incrementar en los últimos 20 años. El motivo de ello no está muy claro en la actualidad, por lo que se le atribuye al estilo de vida moderno.
¿Cómo se presenta el acné en la mujer adulta?
El acné en la adultez se presenta de 3 formas diferentes:
- Acné persistente, que continúa tras haber superado la adolescencia.
- Recaída de un acné anterior a la edad adulta o recaída a un acné en la adultez.
- Presencia de un acné en la edad adulta que no se manifestó en la adolescencia.
Además, el acné en la mujer se diferencia por otras dos formas en las que se presenta:
- Con mayor presencia de granos, puntos negros y grasa.
- Con predominio de pústulas o quistes inflamatorios.
¿Por qué aparece el acné en la mujer adulta?
Es posible que, la razón por la que aparece el acné en la mujer adulta, sea la misma del acné en la adolescencia. En la edad adulta, el acné puede aparecer por lo siguiente:
- Presencia de cepas bacterianas que generan inflamación en las glándulas sebáceas.
- Aumento en los niveles de hormona deshidroepiandrosterona sulfato, que estimula la producción de grasa en las glándulas sebáceas.
- Predisposición familiar.
El desarrollo de acné en la edad adulta puede estar influido por diversos factores. El estrés, la exposición solar, la alimentación, la obesidad, los cosméticos utilizados. El tabaco, los medicamentos, la alteración del sueño, el uso excesivo de cremas o el lavado constante del rostro Son agravantes de esta condición.
Algunas pacientes que presentan acné en la adultez, pueden estar sufriendo Síndrome de Ovario Poliquístico. Una afección que se acompaña de irregularidades menstruales, aumento de peso, incremento del colesterol en la sangre y aumento del vello facial.
¿Cuál es la diferencia entre el acné en edad adulta y el acné de adolescencia?
Acné en edad adulta
- Se distribuye por el mentón y la parte baja del rostro.
- Nódulos menores a 0,5 cm, duraderos y profundos.
- Ausencia de puntos negros, predominio de lesiones inflamatorias.
- Empeora durante la menstruación.
- Las recaídas son frecuentes, ameritando retratamiento.
- No responde adecuadamente a tratamientos con crema.
Acné en adolescencia
- Afecta distintas partes del rostro, el pecho y la espalda.
- Lesiones polimorfas.
- Aparición de lesiones de todo tipo, pústulas, puntos negros, inflamación, etc.
- No guarda relación con la menstruación.
- Con poca frecuencia reaparece.
- Responde bien a tratamientos con crema.
¿Cuál es el impacto psicológico del acné en la mujer adulta?
Sin importar la edad, tener acné es un problema que afecta la apariencia. Por tanto, la autoestima se altera, también las actividades cotidianas y las relaciones interpersonales. Son muchas las repercusiones psicológicas de este problema, siendo el aumento del estrés y del rechazo propio, las principales.
Poco se toma en cuenta la alteración emocional en los pacientes, a la hora de establecer algún tratamiento. Olvidando que el estrés, es uno de los causantes de un brote de acné y que, de no controlarlo, el acné jamás tendrá curación. Una vez se consigue mejorar el acné, todas las repercusiones psicológicas desaparecerán junto con él.
¿Cuál es el tratamiento del acné en la edad adulta?
En acné en la adultez, responde de la misma forma que lo hace el acné juvenil. Para abordar este problema, se utilizan diversos medios:
Cremas
El acné de la mujer adulta es más crónico y con mayor recaída que el de la adolescencia. Para tratarlo, pueden utilizarse las siguientes cremas:
Ácido Retinoico
Siendo la primera opción para tratar el acné en adultez. Ayuda a reducir los puntos negros, la inflamación y las manchas oscuras. Permitiendo una mejor cicatrización. Debe suspenderse durante el embarazo.
Ácido Azaleico al 15-20%
Puede ser utilizado por todas las mujeres, incluso en periodo de gestación.
Peróxido de Benzoilo al 2.5-5%
Potente producto antibacteriano y antiinflamatorio que ayuda a reducir los puntos negros. Puede ser utilizado durante el embarazo.
Antibióticos tópicos
Su uso prolongado no es aconsejado. Deben aplicarse cuando el acné se encuentra en fase aguda, combinándose con las cremas mencionadas anteriormente.
Pastillas
Los tratamientos en pastillas son necesarios cuando se presenta el acné de forma persistente, creando cicatrices y se resiste a las cremas.
Isotretinoina oral
Se conoce como Roacutan, siendo utilizado en dosis bajas e intermitentes. Es muy útil cuando el tipo de acné que se padece es cicatricial y persistente. Siendo de las pocas formas de tratar de manera eficaz, este tipo de acné.
Terapias hormonales
Para ellas son utilizados anticonceptivos orales. En caso de que, luego de 3 a 6 ciclos, no se perciba una mejoría, se incluirán antiandrógenos como la espironolactona o la metformina. Estos ayudan a minimizar la producción excesiva de sebo, que puede ser la causante del problema.
Antibióticos orales
Se indican en cursos de semanas para reducir la inflamación de la piel. Su uso no debe ser extendido. Generalmente, son utilizados los macrólidos o las tetraciclinas, pero la respuesta a este tipo de tratamientos puede ser muy baja. Por lo que es normal, sufrir una recaída.
¿Se necesita mantenimiento al tratar el acné en la mujer adulta?
El acné en la mujer adulta por lo general presenta recaídas. Puede ocurrir aún después de haber cumplido tratamientos con antibióticos. Es por ello que, al finalizar un tratamiento, las pacientes deberán continuar con un proceso de mantenimiento. Para ello, se indican usualmente cremas a largo plazo, como pueden ser el ácido azelaico o los retinoides.